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La Producción de semillas legales de cannabis en Colombia

La Producción de Semillas Legales de Cannabis en Colombia

Desde el año 2016, Colombia se ha convertido en uno de los pocos países del mundo en permitir el registro de variedades de cannabis, un registro que lo ha puesto en los ojos de la comunidad internacional, pues esta planta se encuentra ilegalizada en la mayoría de los países del mundo. Sin embargo, este panorama adverso no ha sido un obstáculo para permitir el registro y producción de semillas.

La norma establece que el cannabis debe ser tratado como cualquier semilla que se produce en el país, y para lograr su registro se deben seguir una serie de procesos para conseguir el objetivo: Inscribir materiales de cannabis en el Registro Nacional de Cultivares Comerciales. Esto supone un proceso de cultivo riguroso del que se obtienen datos estadísticos y análisis de laboratorio de las cosechas para evaluar si cumplen una serie de requisitos que permitan producir una semilla comercial, no sólo para empresas sino también para personas mayores de edad que ejerzan su derecho al autocultivo, en donde se pueden tener hasta un máximo de 20 plantas con fines exclusivamente personales y de consumo propio.


El dilema de la fuente semillera

El decreto 613 de 2017 creó la fuente semillera, entendida como la posibilidad de que las empresas informaran sus variedades consideradas como pre existentes hasta abril de 2018, momento en que se cerraría esta oportunidad. Sin embargo, muy pocas empresas informaron sus variedades, corriendo el riesgo de un monopolio de semillas de cannabis. Por esta razón, el gobierno colombiano expide el decreto 631 en mayo de 2018 para ampliar el plazo de informe de variedades pre existentes hasta el 31 de diciembre del mismo año, desatando un boom mediático en donde mas de 1000 empresas inscribieron su fuente semillera. Esta inscripción sólo era un papel con una información cuantitativa, no las semillas como tal, lo que facilitó que algunas empresas inscribieran hasta 1000 variedades diferentes. Después del cierre al finalizar 2018, ya no se podían inscribir más variedades, obligando a las empresas a hacer alianzas y compartir o vender la fuente semillera informada.

El Registro Nacional de Cultivares

La fuente semillera sólo eran documentos, lo que no representaba la realidad del cultivo de cannabis o la producción de semillas, pues se requería un proceso posterior en donde se podía ratificar que una semilla era apta para ser cultivada en ciertas regiones y climas particulares. Este proceso se debe hacer bajo una Prueba de Evaluación Agronómica (PEA) en donde se siembran 60 plantas y mediante un análisis estadístico de los resultados se podía obtener un Registro Nacional de Cultivares (RNC) si se cumplía con dos requisitos: Si las semillas de la misma variedad eran lo más parecida posibles y si las otras variedades evaluadas eran lo suficientemente diferentes para poder ser registradas, ya que si una variedad se parece a otra en la misma PEA, no se permite su registro.
 
El RNC también suponía una dificultad adicional, que la variedad a la que se hizo la PEA corresponda a la misma subregión en donde se encuentra la empresa, incluyendo la misma altura sobre el nivel del mar o piso térmico. Lo que impedía poder producir semillas para todas las subregiones de Colombia, y se tuviera que hacer otra PEA en otra subregión para poder acceder a las semillas, aumentando los costos y alargando aún más los tiempos para el acceso a la semilla.
 
El RNC crea un hito importante a nivel mundial, pues permite el registro de variedades de cannabis con alto THC sin límite alguno, mientras que en la mayoría de países del mundo imponían límites estrictos a variedades con THC superior al 0,3% o hasta el 1% como niveles máximos. Colombia es entonces de los pocos países donde se permite producir semillas con alto THC y obtener una inscripción legal para su comercialización ante el mundo.


La etapa productiva

Una vez se obtenga el RNC se debe proceder a realizar la producción de la semilla y de aquí se desprenden un importante obstáculo: si la PEA se hizo mediante esquejes, la semilla que debe salir a la venta es una semilla asexual e igualmente solo podrán comercializarse esquejes, así como si la PEA fue ejecutada con semilla sexual, pues solo podrá ofrecerse comercialmente la semilla sexual tal y como fue evaluada y registrada en la PEA.
 
Definido lo anterior, se procede a realizar la producción, la cual consiste en garantizar la identidad parental de la planta madre (semilla asexual) para obtener los esquejes a comercializar, o la identidad parental de los materiales que serán cruzados para obtener semillas feminizadas de cannabis (semilla sexual). En esta producción se debe evitar cualquier tipo de polinización cruzada o presencia de machos cerca que implique la pérdida de identidad de la semilla resultante. Estas semillas deben ser llevadas a rigurosos análisis en laboratorios certificados por la entidad agrícola para definir su porcentaje de pureza y de germinación, para cumplir con la normativa vigente que exige que los lotes producidos de semillas de cannabis tengan estos resultados en sus empaques con etiquetas amarillas y blancas obligatorias para diferenciar una semilla de colección de una semilla para siembra, ya que estas pueden acceder tanto empresas como personas naturales mayores de edad con un límite de 20 semillas cada 6 meses.


Las exportaciones de semillas

Las semillas de cannabis de variado perfil químico y concentraciones de THC sin límite alguno pueden ser exportadas a los países del mundo en donde su legislación permita utilizar el cannabis y sembrar sus semillas, pues las semillas pasan de ser material de colección a convertirse en semillas para siembra, generando una trazabilidad obligatoria de cuál será el destino de las cosechas obtenidas a apartir de ese material genético exportado desde Colombia.
 
La documentación que establece el gobierno colombiano se da exclusivamente de manera bilateral entre el país productor y el país de destino, y queda sólo entre estos dos países la potestad para definir los requisitos fitosanitarios que tendrán las semillas, pues no existe una legislación general que permita a las semillas de cannabis moverse en varios países, sino que se debe aprobar por cada país sus requerimientos  con Colombia; estos requisitos tienen que ver con evitar que ciertas enfermedades, bacterias y microorganismos lleguen al país de destino con las semillas que se exportan, por lo que las semillas producidas en Colombia requieren de un resultado de laboratorio donde se indique que se encuentran libres de ciertos patógenos y su transporte puede realizarse de manera segura.
 
Las semillas feminizadas de cannabis producidas en Colombia gozan de un alta popularidad a nivel mundial, pues estos materiales ofrecen una alta producción y resistencia a variadas condiciones ambientales y enfermedades comunes al cannabis, además de que la posibilidad de trabajar con alto THC lo vuelve mucho más atractivo, y muchos países buscan adelantar el establecimiento de requisitos fitosanitarios con Colombia para poder lograr la importación de estas semillas. Se espera que los tiempos de espera disminuyan y los trámites entre los organismos agrícolas de cada país tengan mayor agilidad y fluidez. No obstante, las empresas colombianas están listas para llevar este potente material genético a los diferentes rincones del planeta, y con los resultados arrojados para obtener el RNC se tiene la certeza de poseer un material evaluado, con trazabilidad en su producción y con la documentación necesaria para llegar sin problemas al país de destino.
 

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